El primer paso es identificar qué objetos en tu hogar pueden ser "minables". La regla de oro es simple: "Si no lo has usado en el último año, ¡es minable!" No te limites solo a la ropa. Piensa en libros, películas, aparatos electrónicos, muebles, artículos deportivos, juguetes, utensilios de cocina, herramientas...